La pasada semana el Ayuntamiento aprobó rotular una plaza, junto al Colegio Cervantes, con el nombre de San Marcelino Champagnat, fundador de los hermanos maristas. Atendía así una petición cursada por su Asociación de Antiguos Alumnos y su comunidad educativa.
Dos nombres son clave en esta iniciativa promovida por ADEMAR Córdoba: D. Antonio López Valbuena y D. Miguel Cerezo González, ambos antiguos alumnos, quienes en marzo de 2019 solicitaron a Urbanismo la denominación “Plaza San Marcelino Champagnat” a una plaza sin nombre a espaldas del Colegio Marista.
Tristemente, la solicitud terminaría traspapelándose por la pandemia de la COVID-19, volviéndose a solicitar en marzo de 2020.
Prueba de esto los documentos siguientes:
Posteriormente, se reclamó el estado de la solicitud en marzo de 2021.
Recibo de reclamación estado de solicitud Plaza Sna Marcelino Champagnat
Hasta que finalmente hoy se inaugura la plaza San Marcelino Champagnat en Córdoba.
Se une Córdoba a la lista de capitales andaluzas, como Sevilla, Granada, Huelva o Jaén, que en sus respectivos callejeros reconocen la labor educativa marista en la sociedad de esas localidades.
Anteriormente, nuestra ciudad ya había reconocido la labor de otros importantes fundadores de órdenes con colegios en Córdoba, como san Juan Bosco (salesianos), san José de Calasanz (escolapias), santa Emilia de Rodat (las francesas) o san Juan Bautista de La Salle.
Champagnat creó los Hermanos Maristas en Francia en 1817. A España llegaron en 1886 y a Córdoba en 1933, en plenas leyes restrictivas de la Segunda República a la enseñanza religiosa. Fundaron el colegio como maestros seglares, prescindieron de sotanas y por nombre buscaron uno sin referencia cristiana alguna.
Desde entonces, hasta hoy en su sede en la Fuensanta, ochenta y una promociones de alumnos han salido de sus aulas, marcadas por una gran formación académica y humana, la pedagogía de la presencia, amor a los deportes, devoción a la Virgen María y, sobre todo, enorme sentido de servicio a la sociedad desde cualquier puesto, como lo demuestran públicamente los destacados antiguos alumnos que han desempeñado y desempeñan cargos de alta responsabilidad.
En la capital, los maristas gestionaron también las Reales Escuelas Pías de la Inmaculada, y en la provincia hubo colegios maristas en Lucena y Priego, dejando en ambos una honda huella. En esta hora de reconocimiento de Córdoba a la labor de los maristas, mi recuerdo vuela a aquellos maestros de mi infancia, desde el hermano Ignacio o el hermano Tomás a don Antonio López Valbuena. Y a los que han formado a mis hijos.
Gracias.
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